Frenazo al Ébola en Uganda

La oposición cuestiona la gestión de los fondos

Publicado en MUNDO NEGRO, Enero 2023

Texto: Xaquín López desde Kampala (Uganda), 15 diciembre 2022 

“Blindar Kampala”. Esa fue la orden que el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, le dio a su gobierno el pasado 20 de septiembre. Ese día firmaba el decreto de emergencia contra la epidemia del ébola. A 150 kilómetros, en la ciudad de Mubende había fallecido la primera víctima del virus, un joven de 24 años, cuya fuente de contagio se desconoce.

De inmediato se impuso la cuarentena en ese distrito y en el limítrofe de Kasana. Una medida que el gobierno extendió a la prensa internacional, prohibiendo la presencia de periodistas independientes en la zona roja del ébola.

Por ello, MUNDO NEGRO  ha entrevistado, por teléfono a una mujer de Mubende que ha perdido a su hija, una de las 56 víctimas por ébola. “Margaret tenía 52 años. Al principio tenía los síntomas de una malaria severa y dolor de espalda constante. A los dos días, le dio diarrea junto con vómitos incontrolados” nos cuenta Julian Nankyazi, de 71 años. “Primero la llevamos a una clínica próxima. Al empeorar, los médicos decidieron trasladarla en ambulancia al hospital de Mubende. Murió cuando habían pasado  dos semanas”.

El ébola es una enfermedad con doble cara. Por un lado, tiene un elevado grado de mortalidad, que puede llegar al 90%, dependiendo de la cepa que ataque. Por otro, es una epidemia con un fuerte estigma social, debido a su gran capacidad de contagio.

Al no poder acceder a Mubende, hablamos por teléfono con una mujer que estuvo infectada. “La gente debería entender que el ébola es real y letal”,  comenta Christine Nyangoma, superviviente del ébola. “Fui testigo de personas que estaban al borde de la muerte, se volvían locas, se disfrazaban como brujos, sentados al sol y hablando en lenguas desconocidas. Tiene tales efectos que muchas personas asumen que están embrujadas. En una aldea cercana a la mía, Kilwanyi, algunas personas murieron porque pensaron que habían sido poseídas. No puedo calcular cuántos fallecieron porque yo estaba postrada en la cama. Eso sí, veía personas llevándose ataúdes con los restos de sus familiares en el centro de aislamiento todos los días. Ver morir a la gente me asustó mucho”. En el momento del contagio, Christine estaba embarazada de cinco meses. Ahora, espera en casa la hora de dar a luz a su hijo, también superviviente del virus.

El virus llega a Kampala

Hay órdenes que no se pueden cumplir y además, el mandato presidencial de blindar Kampala estaba condenado al fracaso. La barriada de Masanafu está varios kilómetros al sur de Kampala road, la arteria principal de la capital, que divide el sur pobre del norte opulento. Al final de un callejón sin asfaltar está el colegio de primaria God’s Will. Es fácil imaginarse el trasiego de niños en horario escolar por los caminos de arena rojiza del barrio. La escuela está vacía, desde que el pasado 26 de octubre registrara el primer caso de ébola. El niño de 12 años, Isaih Ssebiranda, falleció a la semana de infectarse. El virus había burlado el mandato presidencial y estaba ya en Kampala.

“El chico no se contagió en el colegio. Fue por  un vecino del patio de su casa, que acababa de llegar desde Mubende, la zona cero del ébola y que también falleció” cuenta Lwanga Stefohem, director del God’s Will. “Su madre también se contagió y murió dos días después. Cuando el niño dijo que se encontraba mal, creíamos que era Covid y lo llevamos a una clínica, donde le diagnosticaron una úlcera de estómago”.

Entrevistamos al padre de familia, Fred Ssebiranda, pastor pentecostal, en una clase vacía del colegio. No quiere exponerse a las miradas inquisitivas de sus vecinos. “Mis tres hijos y yo estamos señalados. En mi barrio, los vecinos todavía creen que estamos infectados. Las semanas siguientes a la muerte de mi mujer y mi hijo pequeño, la iglesia se quedó vacía. No venía nadie a los oficios. Ahora ya se empieza a recuperar la asistencia de feligreses los domingos”. Fred es un hombre hundido, su mirada deambula por las paredes del aula, donde sabe que no hay respuestas a su tragedia.

Ambulancias en Kasana Uganda en un centro de aislamiento por Ebola

¿Quien gestiona las ayudas?

La última alerta sanitaria africana no puede llevar peor nombre. El ébola, una palabra con reminiscencias malditas, ha vuelto a golpear la región de los grandes lagos. En lo que va de siglo, el virus ha arrasado los países más pobres de Africa del Oeste (Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia) y de Africa Central (República del Congo), pero nunca hasta ahora se había asomado con tanta fuerza a la próspera región oriental.

Uganda es uno de los países más estables del este y el longevo gobierno de Museveni, en el poder desde 1986, se ha ganado la confianza de Occidente, especialmente de Estados Unidos. Por eso, cuando los primeros teletipos de las agencias internacionales con delegación en Nairobi titularon “Ebola en Uganda” las sedes diplomáticas de Kampala empezaron a preocuparse.

El distrito de Mubende era el peor escenario para la epidemia. Su capital, de 125 mil habitantes, es el feudo de la Plataforma de Unidad Nacional, el partido del excantante Bobi Wine, opositor al presidente Museveni. Y ahí empezó una disputa política, en el escenario de una preocupante crisis sanitaria.  El discurso oficial de Kampala era echarle la culpa al UNP de la crisis y desde Mubende se criticaba al gobierno de inflar los datos de la epidemia para conseguir más ayuda económica internacional.

El Ejecutivo ha movilizado sus propios recursos y a continuación han actuado los donantes, con Estados Unidos a la cabeza. Los expertos calculan que el coste económico de la epidemia puede superar los 30 millones de euros.

“Han hecho lo que tenían que hacer” declara una fuente diplomática en Kampala que prefiere mantener el anonimato. “El problema es que el gobierno de Uganda es corrupto y los donantes no se fían”.

A principios de diciembre, la OMS envió un cargamento de 1.200 vacunas, para un ensayo clínico. “De entre todos los laboratorios candidatos se seleccionaron tres, pero si no hay nuevos casos y ojalá así sea, esta vacuna no se va a probar porque el gobierno pretende levantar la epidemia el próximo 11 de enero”comenta en Kampala Fernando Fernández, médico español al frente de ECHO, la agencia para la ayuda humanitaria de la UE en Uganda.

El ébola es uno de los virus más desconocidos por la comunidad científica. Se sabe que procede de los animales salvajes. El principal candidato es el llamado murciélago de la fruta. En Uganda esta vez lo han frenado en un tiempo récor, pero los virólogos saben que tarde o temprano, el virus volverá a salir de las cavernas para atacar de nuevo.

 

 

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